“La
educación no es la simple adquisición de conocimientos, ni coleccionar y
correlacionar datos, sino ver el significado de la vida como un todo... La
inteligencia no es mera información, sino la capacidad para percibir lo
esencial, lo que “es”, y educación es el proceso de despertar esa
capacidad en nosotros mismos y en los demás... Desgraciadamente, el
actual sistema de educación nos torna seres serviles, mecánicos
y profundamente irreflexivos. Aunque nos despierta el intelecto,
interiormente nos deja incompletos, estúpidos, incapaces de crear.
Sin una comprensión
integral de la vida, nuestros problemas individuales y colectivos crecen y
se agudizan en todos sentidos. El objetivo de la educación no es sólo
producir simples eruditos, técnicos y buscadores de empleos, sino hombres
y mujeres integrados, libres de temor, porque sólo
entre tales seres humanos puede haber paz duradera...
La educación no
debe estimular al individuo a que se ajuste a la sociedad, ni a que se
manifieste en armonía negativa con ella, sino que debe ayudarlo a
descubrir los verdaderos valores que suben como resultado de la
investigación desapasionada y de la comprensión de sí mismo. Tal
comprensión sólo viene mediante el propio conocimiento, que es el darnos
cuenta de nuestro proceso psicológico total. La educación, pues en su
verdadero sentido, es la comprensión de uno
mismo, porque dentro de cada uno de nosotros es donde se concentra la
totalidad de la existencia...”
J. KRISHNAMURTI
(“La educación y el significado de la vida”, Ed. Orión, México,
1.972, págs. 11-15)
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Educar
en valores consiste en la transmisión de valores, principios y creencias
que orienten a los jóvenes en la práctica de unas conductas sanas que
les ayuden en su desarrollo y crecimiento personal. Su objetivo es doble:
por una parte, persigue la prevención y solución de conductas
antisociales provocadas por la falta de valores; en segundo lugar, el
horizonte último de la educación en valores es el cultivo de una actitud
mental positiva, clave de lo que se viene llamando “salud mental”, la
cual es indispensable para la felicidad humana. Educar en valores es,
pues, lo mismo que educar para la felicidad.
Es
un hecho comprobado que las instancias comprometidas en la educación dan
cada vez más importancia a la educación en valores, recomendando que sus
principios formen parte esencial de los contenidos curriculares. Esta
tendencia se debe a la alarma creada en la sociedad por la degradación de
valores que se observa en un sector creciente de la juventud actual. Este
fenómeno se refleja en una serie de conductas antisociales que dejan
traslucir el vacío existencial y la rebeldía de una parte de la juventud
ante un conjunto de circunstancias que dificulta su realización personal:
indisciplina, amoralidad, fracaso escolar, adicciones de todo tipo,
conductas violentas, etc.
Las
causas de este fenómeno son complejas, pero su raíz hay que buscarla en
primer lugar
en las transformaciones frecuentemente negativas que ha sufrido el
núcleo familiar —la primera instancia educativa del ser humano, y
precisamente aquella que tiene la mayor responsabilidad a la hora de
trasmitir los valores.
Hasta
hace bien poco, los valores tradicionales conformaban un “patrimonio
ético” que constituía la piedra angular de nuestra cultura. Pero, en
aras de una mal entendida modernidad, ese patrimonio ha sido sacrificado
en gran parte, por juzgarle anticuado e ineficaz para una sociedad que,
transformada profundamente por el desarrollo tecnológico, ha
revolucionado completamente nuestras vidas, cuestionando con el
descreimiento y el escepticismo muchos de aquellos valores tradicionales
que orientaban nuestra civilización.
Esta
destrucción o degradación de los valores ha afectado de forma
especialmente negativa a una parte considerable de la juventud actual,
pues le ha escamoteado una herencia que, con las debidas adaptaciones a
los nuevos tiempos, era nuestro deber haberle transmitido.
Conservar
y transmitir ese legado, ese “patrimonio ético” es precisamente el
objetivo hacia el que apunta el proyecto de educación en valores que
proponemos, basado en el libro "Actividades
y recursos para educar en valores", que pretende aportar
materiales que ayuden a educar en valores a la juventud actual.

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