ORAR CON...

JUAN PABLO II

Laureano Benítez Grande-Caballero

José Antonio Benítez Grande-Caballero

Ed. Desclée de Brouwer, Bilbao, 2012.

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«En estos días he respondido a diversos periodistas que se suele hablar de los muchos récords batidos por el Papa (centenares de viajes apostólicos, encuentros con millones de fieles, documentos doctrinales y disciplinares publicados, etc., etc.), pero nadie habla de otro récord que en mi opinión es precisamente el que ha hecho posible todos los demás: el récord de horas diarias pasadas ante el sagrario. Es ese trato contemplativo con el Amor lo que ha dado a Juan Pablo II el impulso de evangelizador para ir a anunciar a Cristo en todos los areópagos del mundo». (cardenal Julián Herranz, ABC del lunes 4/4/2005)

 

La presente obra está dedicada a Juan Pablo II considerándole en su faceta quizá menos conocida: como místico, como hombre de oración profundamente enamorado de Cristo, que hizo de la contemplación su actividad más importante, pues fue del contacto personal con Dios en la oración de donde sacó las fuerzas, la motivación, la confianza y la esperanza necesarias para llevar a cabo la enorme labor apostólica y evangelizadora que desarrolló durante todo su pontificado.

Fue un hombre de acción, que desplegó una inmensa cantidad de energía para reconducir el mundo hacia Cristo; fue un Papa mediático, que desarrolló gran parte de su ministerio bajo los focos de los medios de comunicación; fue un Papa misionero, un nuevo San Pablo que recorrió los caminos del mundo esparciendo las semillas del Evangelio; fue un Papa Peregrino, portavoz de los oprimidos, defensor implacable de los derechos humanos; fue un nuevo Moisés, que cargó sobre sus hombros la misión de conducir la Iglesia hacia el tercer milenio… pero, antes que nada, fue un creyente enamorado de Dios, un hombre oración que pasó muchos ratos postrado ante el Sagrario, en adoración silenciosa. En cierta ocasión confesó lo que era su aspiración más íntima, su anhelo más profundo:

«Lo que verdaderamente deseo alcanzar, aquello que me quema y atormenta conseguir, es ver a Dios cara a cara. Por eso vivo, me muevo y existo».

 

Índice

Prólogo: Humilde Cristo de la tierra

 

1.      Enamorado de Cristo

2.      La Iglesia vive de la Eucaristía

3.      Totus Tuus

4.      Ver a Dios cara a cara

5.      La mirada contemplativa

6.      Abre mis ojos

7.      El Papa del Rosario

8.      ¡No tengáis miedo!

9.      El apostolado de la caridad

10.  El camino de la cruz

11.  ¡Santo súbito!

 

Bibliografía

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